Han logrado sobrevivir a la política de cemento y hormigón, aunque hanquedado reducidas a una superficie de unas 20 hectáreas de arena virgen,repleta de una rica vegetación y de una variada fauna. Disfrutar deeste pasaje dunar, el único con el que cuenta la provincia, está alalcance de cualquiera. Las dunas de Artola o Cabopino son uno de losgrandes tesoros naturales del municipio marbellí, ubicados junto alPuerto de Cabopino y declarado monumento natural por la Junta deAndalucía por su considerable valor medioambiental.

En el entorno se encuentra la explanada de la Torre Ladrones, la más alta dellitoral malagueño -consus 16 metros de altura-, le da la bienvenida porel extremo másoriental.  Esta Torre Almenara, elemento dearquitectura militar y defensiva declarado Bien de Interés Cultural y fue objeto de un importante lavado de cara afinales del año 2001.. Suorigen parece remontarse a la época romana, siendo posteriormentereconstruida por árabes y cristianos para vigilar las costas.

Las brisas de aire marino acompañan al viandante en su recorrido porestetrayecto. Los vientos dominantes de dirección noroeste y las corrientes litoralesaportaron incesantemente materiales arenosos hasta formar un cordóndunar de una veintena de kilómetros de longitud. En la actualidad, estecordón se ha visto reducido, permaneciendo el Monumento Natural de lasDunas de Artola como testigo, de lo que tiempo atrás fue, esta área dela costa malagueña.

Es posible apreciar en este privilegiado enclave tres tipos dedunas. En primera línea de playa, aparecen dunas con cierta movilidad,fáciles de distinguir por presentar rizaduras o ripples. Más alinterior, como una barrera paralela a la costa, se encuentran las dunasmóviles inactivas, cubiertas ya de vegetación. Y en una posición másalejada, se hallan las dunas fósiles inmóviles, invadidas de un densopinar.

Las dunas presentan una interesante vegetación adaptada a soportarla fuerte insolación, la escasez de agua y el continuo azote del viento.Entre las especies más comunes se encuentran el barrón o el cardomarítimo y, en la proximidad de la playa, es fácil observar el perfumadonarciso de mar. Más alejados de la costa, son habituales arbustos comola sabina caudada. Para conocer esta peculiar riqueza natural, nadamejor que pasear entre las dunas por alguno de los senderos habilitados,ya que el pisoteo podría perjudicar su dinámica natural.

Precisamente una hilera de pinos piñoneros emerge en la senda. Lamayoría de los ejemplares son de repoblación y su grosor deja entreverque algunos tienen más de 80 años. Toda una vida. La fauna mereceríaademás un capítulo aparte. Aves como el mirlo, el mochuelo, el cernícaloprimilla, el chorlitejo patinegro y las gaviotas argéntea y sombríadibujan el paisaje. No sólo hay aves. Las lagartijas colilarga ycolirroja también campan a sus anchas por las Dunas de Artola,convertida casi en una gigantesca 'arca de Noé'.

El futuro para este monumento natural es prometedor. El Ministeriode Medio Ambiente ya ha anunciado que invertirá 1,6 millones de euros enmejorar y rehabilitar las dunas. Los planes pasan por construir paseosperimetrales y pasarelas para proteger este espacio natural. Laintervención de la Dirección General de Costas se centrará en la zona dedominio marítimo terrestre y en lo que se conoce como franja deservidumbre, y que discurre entre el arroyo Cabrillas y el Puerto Deportivo. Además, está previsto que se eliminen veredas y especies dañinas y que se planten especies autóctonas.

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